Escuela infantil para todos.
Inclusión dentro de nuestra escuela.
Cuando hablamos de una escuela para todos, nos referimos a una escuela inclusiva, que no excluye a nadie y todos los niños y niñas son bienvenidos. Una escuela donde los alumnos aprenden juntos con las diversidades y singularidades individuales que puedan presentar, no solo en el mismo centro, sino también dentro de las aulas.
El objetivo de las escuelas ordinarias es que todos los alumnos aprendan aquellas competencias que les posibiliten desarrollarse íntegramente en un mundo compartido y heterogéneo, respetando el derecho de recibir una buena educación y de crecer en libertad.
La educación inclusiva dentro de las aulas no solo beneficia a los infantes de forma individual para que puedan lograr satisfactoriamente las competencias establecidas, sino también fortalece a los niños a promover la justicia, la equidad y el respeto hacia los otros, para garantizar que todo el mundo tenga las mismas oportunidades.
Para llevar a cabo este objetivo es necesario la aplicación de varias medidas, apoyos y estrategias dentro del aula como, por ejemplo, trabajo en pequeños grupos, atención personalizada, observación y evaluación continua del alumnado.
El primer ciclo de la educación infantil se organiza de acuerdo con los principios de la educación inclusiva y coeducadora. Se debe poner especial atención en la diversidad de los infantes, en la detección precoz de necesidades educativas específicas, en la intervención frente a las dificultades de desarrollo, tan pronto como se detecten y a la cooperación estrecha entre la escuela y las familias.
En nuestro centro trabajamos con el compromiso de mantener una comunicación continua y fluida tanto con las familias, como con los centros terapéuticos de desarrollo infantil y atención precoz (CDIAP), atendiendo a aquellos infantes con alguna necesidad especifica. Esta coordinación nos lleva a preparar un plan individual y personalizado para ofrecer al alumno la mejor atención, basada en los consejos y recomendaciones de los especialistas y poniendo el
foco en el bienestar del infante y en el respeto por su ritmo de desarrollo y crecimiento.
Durante toda la estadía del alumno en nuestra escuela, se continúa, curso tras curso, con su seguimiento individual y continuado, valorando sus progresos hacia los objetivos programados, las medidas adoptadas y apoyos ofrecidos, buscando siempre su desarrollo integral y cuidando su estado emocional con mucho esmero.
Las familias, en tales casos, también son acompañadas y respetadas sin ser juzgadas por su condición social, ni nacionalidad, ni origen, ni diferencia cultural.
Por lo tanto, para poder garantizar una escuela y un aula inclusiva, planteamos en la programación general de nuestro centro:
1. Actividades y propuestas que pongan la mirada en el infante, buscando siempre colocar al alumno como punto de partida y como centro del aprendizaje.
2. Formas diversas de presentar las actividades que se quieren realizar, asegurando la participación de todos los niños.
3. Diferentes opciones de trabajo y dinámicas: individuales, en grupos, en parejas… de manera que todos se sientan parte e incluidos en el grupo-clase.
4.Métodos y criterios de evaluación graduados y adecuados a las diversas necesidades y capacidades de los alumnos.
Además, las educadoras del centro deben fomentar en el aula y en toda la escuela, el sentimiento de pertenencia, de tal manera que todos los niños y niñas se sientan parte del grupo, amados y respetados por igual.
“Las diferencias, nos enriquecen”