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¿Cómo hablar de las emociones con los más pequeños?

Cultivar la educación emocional con los más pequeños.

Las emociones están presentes desde el inicio de nuestras vidas, por lo que es crucial aprender a gestionarlas. Recientemente, la educación emocional ha ganado relevancia en el hogar y en las escuelas infantiles. Por esta misma razón, os explicaremos los beneficios de trabajar sobre ella y algunos consejos para hacerlo desde casa.

 

Para hablar sobre las emociones, es imprescindible tener claro cuál es su significado, teniendo en cuenta que se trabajará este aspecto con los más pequeños. Por lo tanto, una emoción es una respuesta fisiológica, conductual, semiautomática y en gran parte inconsciente que está desencadenada por ciertos estímulos, tanto positivos como negativos.

 

Por otro lado, es importante saber diferenciarlo de un sentimiento, que se caracteriza por ser una experiencia consciente de los cambios somáticos y conductuales.

 

La función principal de las emociones es transmitir un mensaje independientemente del estímulo, teniendo en cuenta que pueden tener diversas intensidades y combinaciones. Sin embargo, existen seis emociones básicas que vienen de serie desde que nacemos: la alegría, la tristeza, el miedo, la ira, la sorpresa y el asco.

 

Trabajar las emociones desde que somos pequeños conlleva grandes beneficios de cara a su desarrollo vital, como, por ejemplo, adquirir herramientas emocionales que nos pueden ayudar a gestionar mejor depende de qué situaciones. Además de adquirir una serie de competencias como, por ejemplo: la autoconciencia, la autorregulación, la empatía, la automotivación y las habilidades sociales.

 

Como hemos podido observar hasta ahora, se puede empezar a trabajar las emociones desde casa con los más pequeños pudiendo así, desarrollar positivamente su educación emocional.

 

6 consejos para trabajar las emociones desde casa:

 

  1. Enseñarle a expresar sus emociones a través de las palabras, utilizando términos adecuados a sus sentimientos (contento, relajado, con miedo…).

  2. Ante las emociones de los niños, la mejor respuesta es darnos cuenta e intentar entenderlas; quitarles importancia o evitarlas suele ser contraproducente.

  3. Dar respuestas a las emociones antes de que se salgan de control; hablar de las emociones antes de que estallen puede enseñar al niño a enfrentar momentos de crisis, como las rabietas.

  4. Animar a los niños a hablar de sus emociones, qué sienten y cómo se encuentran, ayudándoles a expresar sus emociones a través de las palabras.

  5. Mostrarnos pacientes y cariñosos ante sus emociones; escuchándolos e intentando entenderlos es el primer paso para intentar ayudarles y educarles.

  6. A la hora de afrontar situaciones que crean malestar y emociones negativas, hay que ayudarles a pensar en soluciones y a que sean ellos los que expresen sus propias ideas y soluciones.

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